Hall de la Fama de la Natación


Geijo ingresará al Salón de la Fama Internacional de Aguas Abiertas

La tetracampeona mundial de aguas abiertas será galardonada mañana en Londres con su inscripción en el selecto hall de notables de todo el mundo en pruebas acuáticas de largo aliento. Con su reconocimiento, ya son 11 los argentinos que lo integran.

La tetracampeona mundial de aguas abiertas, Pilar Geijo ingresa al Hall de la Fama de la Natación en Londres.

Para despedir este mes de marzo en el que se coronó cruzando el Río de la Plata con nuevo récord el mismísimo Día de la Mujer, la argentina tetracampeona mundial de aguas abiertas, Pilar Geijo, se dará un lujo que soñó toda su vida: mañana ingresará al Hall de la Fama Internacional de Natación de Aguas Abiertas durante una ceremonia en Londres en la que será reconocida junto a otros nadadores del mundo.

La nadadora nacida en Boedo será galardonada mañana como parte de un selecto grupo de 14 nadadores, entre hombres y mujeres, a los cuales el Salón de la Fama Internacional de Aguas Abiertas (IMSHF, por sus siglas en inglés) decidió premiar con el meritorio reconocimiento tras su sostenida y destaca trayectoria en las pruebas acuáticas de largo aliento. Geijo, que será la única premiada de Latinoamérica junto a la brasileña Poliana Okimoto, concretará así su inscripción como parte del honorable Salón de la Fama, que fue anunciada en octubre del año pasado.

La nadadora argentina, que comenzó su año con un quinto puesto en la Santa Fe-Coronda por el Grand Prix de la FINA (su tiempo fue de 7h58m43s55 para el recorrido de 57 kilómetros en los que resultó vencedora Cecilia Biagioli), será reconocida por la notable trayectoria que la ha convertido desde hace un tiempo en una de las deportistas más destacadas de nuestro país. Geijo, que hoy es la titular de cuatro títulos del mundo en su disciplina, conquistados en 2010, 2011, 2014 y 2015, recuerda que tenía 13 años cuando compitió por primera vez en una prueba internacional de aguas abiertas, realizada en San Antonio de Areco. Entre sus logros más destacados, su biografía registra cuatro victorias en la travesía del Lago St-Jean, en Canadá (en 2010, 2011, 2014 y 2015), seis títulos en los míticos 88 kilómetros de la Maratón Hernandarias-Paraná, además de haber resultado subcampeona del Grand Prix de la FINA de Aguas Abiertas en 2009, 2012 y 2016.

Las vivencias en el agua, luego de tanta historia acuática, vaya si son muchas. “A lo largo de tantos años me han pasado cosas muy diversas… Recuerdo haber nadado llorando y me ha pasado también de recordar cosas, en pleno nado, que no recordaba hacía años. También hay un momento, y sobre esto hemos hablado con mis compañeros, en el que entrás en un estado indescriptible, una especie de trance del que luego no recordás nada y en el cual el tiempo se pasa muy rápido. Son experiencias que solamente comprendemos quienes hemos pasado por esto”, explicó hace poco la talentosa nadadora en diálogo con el Hall de Honor de la Natación Argentina, asociación civil constituida para promover la natación que premia, reconoce y difunde a los nadadores que, como ella, quiebran récords argentinos preexistentes.

Geijo se sumará desde mañana a la dorada legión de diez nadadores y nadadoras argentinos que llevan escrito su nombre en el Salón de la Fama Internacional de Aguas Abiertas. La deportista de 33 años se sumará a Antonio Abertondo, Alfredo Camarero, Pedro Candiotti, Silvia Dalotto, Diego Degano, Lilian Harrison, Horacio Iglesias, Carlos Larriera, Gustavo Oriozabala y Claudio Plitt, para conformar quizás uno de los mejores equipos que la historia argentina de esta disciplina pueda imaginar. Quizá con su aguda determinación y su voluntad de oro, Geijo sí pudo imaginarse entre ellos, hace tiempo y a sus 16 años, cuando posó para que la lente de su papá la fotografiara junto a la escultura del grandioso Mark Spitz durante una visita a este mismo Salón de la Fama. Aquel día, recordaría su padre, Geijo decidió que ganaría un título mundial. Quizás sólo le faltó precisar, a aquella soñadora adolescente, si acaso existiría techo alguno para este presente de tanta gloria merecida.