La nadadora cordobesa Andrea Berrino se despidió del certamen brasileño Trófeu Maria Lenk con dos nuevos récords argentinos: ayer fue oro en los 200 metros espalda con un tiempo de 2.13.11 y hoy finalizó quinta en los 50 metros libres con una marca de 25.56, dos registros que actualizan las plusmarcas nacionales absolutas de ambas pruebas.
La nadadora argentina Andrea Berrino se convirtió en la reina de los extranjeros que compiten en el certamen brasileño Trófeu Maria Lenk en Río de Janeiro. Y lo hizo a lo grande. Primero, ayer la cordobesa se llevó el oro en la final de los 200 metros espalda, con un tiempo de 2.13.11 que estableció el nuevo récord argentino de la prueba y que le garantizó la sexta medalla del certamen. Con esas seis preseas en su poder, la joven y talentosa nadadora se convirtió además en la extranjera que más veces subió al podio en un torneo nacional brasileño. Pero eso no fue todo: esta tarde, en el cierre de su participación en el torneo, Berrino se despidió con una marca de 25.56 en los 50 metros libres que rompió el récord absoluto nacional.
Con parciales de 32.42, 33.15, 34.06 y 33.48 en los 200 metros espalda, la argentina que compite para Unisanta se llevó la presea dorada, dejando detrás suyo a las brasileñas Fernanda Goeij y Gabriela Albuquerque Mello, segunda y tercera con registros de 2.13.33 y 2.16.28, respectivamente. Por su parte, Florencia Perotti, la otra argentina partícipe de la prueba, cerró su final con un tiempo de 2.20.64. Berrino quebró así los 2.13.39 del récord argentino absoluto que ella misma ostentaba en los 200 metros espalda en pileta olímpica desde el 16 de diciembre del 2014.
Por su parte, en su despedida del Maria Lenk, la argentina finalizó quinta en los 50 metros libres, pero su marca fue tan buena que le permitió renovar el récord argentino de la prueba por 20 centésimas. Así, quedó atrás la marca que la propia Berrino había establecido en pileta olímpica hace dos años, cuando cronometró 25.76. Con estos nuevos récords argentinos, así como sucedió con los de años anteriores y los múltiples que conquistó en 2016, la discípula de Federico Rossi ingresa nuevamente al Hall de Honor de la Natación Argentina, que instituyó el Premio Heracles para reconocer, premiar, difundir y promover a aquellos nadadores que han establecido nuevos hitos en la natación nacional.
La nadadora de 23 años se despidió del torneo de Río de Janeiro con un total de seis medallas. Además de los 50 metros libres y los 200 metros espalda, las otras competencias en las que se llevó presea fueron 100 metros espalda (oro con 1.01.56), 50 metros espalda (plata con 28.52), 4×50 libres (oro con 1.41.27), 4×200 libres (oro en 8.08.63) y 4×100 libres (plata con 3.44.19).
“Andrea está corriendo eliminatorias y finales al mismo nivel y superándose. Sin dudas que competir así, debiendo esforzarse en la mañana para ingresar al cuadro de las 8 finalistas, es muy exigente, pero es lo que ocurre en las competencias internacionales de nivel y lo bueno es que está demostrando que puede hacerlo. Bill (Sweetenham, entrenador australiano que asesora al equipo argentino) siempre nos habla de esto y creo que vamos entrando en ese ritmo. Es un muy buen avance”, expresó Rossi, entrenador de Berrino, en las redes sociales de la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos.
La vida de los nadadores requiere de esfuerzos tan grandes –así también lo son sus alegrías-, que difícilmente Andrea Berrino haya olvidado la bronca que sintió el año pasado, en la previa de este mismo Maria Lenk, cuando a pocos días sufrió una lesión que la dejó afuera de la competición. Y que, además, complicó su año y sus chances de llegar a los Juegos de Río de Janeiro. Y si es cierto aquello de que el cuerpo tiene memoria, como dicen, valdría pensar que en este 2017 el de Berrino eligió tomarse una revancha a lo grande en Brasil.